Los gatos y los perros son especies muy diferentes, pero eso no significa que no puedan llevarse bien. 
Criar a ambos animales desde pequeños suele ser mucho más fácil que presentarlos de adultos. 
Si estás pensando en adoptar a ambos animales, es importante que tengas en cuenta tanto sus personalidades como sus niveles de energía. 
Es poco probable que un perro muy agresivo y territorial encaje bien en un hogar con un gato asustadizo. 
Antes de presentar un perro a un gato, conviene asegurarse de que ha recibido un adiestramiento básico de obediencia para controlar sus impulsos. 
También es buena idea tener una correa a mano cuando se encuentren por primera vez. 
No intentes forzar a tu gato y a tu perro a interactuar entre sí. Esto podría dar lugar a una experiencia negativa. 
Tanto los gatos como los perros son animales territoriales, así que asegúrate de que tengan sus propios espacios seguros en los que el otro no pueda entrar. 
Para evitar la competencia, mantén separados su comida y sus juguetes. 
Puede llevar algún tiempo que las dos mascotas se lleven bien, pero con paciencia acabarán haciéndose amigos.