Unguía (Colombia), 25 may (EFE).- El ruido de un helicóptero militar resuena sobre las extensas laderas sembradas de coca en Unguía y en las carpas bajo las cuales los campesinos de esta zona de la frontera colombo-panameña transforman la hoja en pasta de coca, una actividad que les gustaría dejar atrás.
Sin embargo, su esperanza choca con la apatía de un Estado ausente, del que solo conocen la cara militar, y con el Clan del Golfo, el grupo armado ilegal que controla el negocio del narcotráfico en gran parte del país.
IMÁGENES: IRENE ESCUDERO.