Lima, 2 jun (EFE).- Entre el caos del tráfico y el polvo de un cerro limeño, destaca un edificio de paredes blancas y amarillas que alberga una de las joyas del frágil sistema de salud peruano, los centros de salud mental, un oasis donde atienden a pacientes con diversos diagnósticos desde una perspectiva cercana y natural, alejada de los fríos hospitales psiquiátricos.
"La misión y lo que venimos trabajando es reinsertar al paciente o usuario que padecen un problema o trastorno de salud mental en su comunidad, que realmente pueda reducirse el estigma, que la población entienda que es una persona regular que tiene sus sufrimiento como cualquier otro y que pueda ser productivo y ser parte de la sociedad", afirma a EFE la jefa del Centro de Salud Mental Comunitario San Gabriel Alto, Denisse Salas.
IMÁGENES: MIKHAIL HUACÁN.
EDICIÓN Y LOCUCIÓN: CARLOS GARCÍA.