Gracias a la tecnología de reconstrucción forense se ha podido recrear el rostro de una muchacha de hace 1300 años encontrada en Inglaterra. Y además en el análisis de sus huesos han encontrado pistas sobre su historia, ya que la muchacha nació en el continente, en el norte de los Alpes, los arqueólogos creen que la joven viajó a Inglaterra como parte de una misión religiosa y diplomática con el fin de casarse con un noble anglosajón. En aquella época muchos anglosajones aún eran paganos. La muchacha, de la que no conocemos su nombre, padeció una enfermedad pero aún no sabemos de qué murió. Fue enterrada de una manera notable: acostada en una cama de madera tallada, con una cruz de oro y piedras preciosas, alfileres de oro y ropa fina, un entierro digno de una princesa.