¿Qué es la hidrofobia?: Es el miedo irracional al agua o entrar en contacto con ella. Es un tipo de fobia específica, un trastorno de ansiedad que provoca un intenso malestar y evitación de la situación temida.
No es algo fácil de lidiar: La hidrofobia puede afectar a la vida de las personas de diversas formas, desde impedirles disfrutar de actividades acuáticas hasta causarles problemas de higiene o salud.
Causas: Generalmente se relacionan con experiencias traumáticas previas vinculadas al agua, como haber estado a punto de ahogarse, haber presenciado un accidente o haber perdido a un ser querido en el mar.
Tratamiento: El tratamiento más efectivo para la hidrofobia es la exposición en vivo, una técnica que consiste en enfrentar gradualmente al paciente a su miedo, bajo la supervisión de un profesional, hasta que se habitúe y pierda el temor.
Se requieren otras técnicas: La exposición en vivo se suele combinar con otras estrategias, como la relajación, el entrenamiento en habilidades de afrontamiento o la reestructuración cognitiva.
Mismo término, diferentes males: La hidrofobia no debe confundirse con la rabia, una enfermedad infecciosa que también se llama hidrofobia debido a que uno de sus síntomas es la dificultad para tragar líquidos.
Manifestaciones: Estas pueden ir desde el miedo a nadar o a sumergirse en el agua, hasta el rechazo a beber agua o a bañarse. En los casos más extremos, la persona puede tener pánico a cualquier superficie líquida, como un vaso de agua o un charco.
Fobias similares: La hidrofobia puede estar relacionada con otras fobias, como la talasofobia, la batofobia o la limnofobia. Estas fobias suelen tener en común el temor a lo desconocido, a lo inmenso o a lo peligroso que puede haber bajo el agua.
Cualquiera puede sufrirla: La hidrofobia puede afectar tanto a humanos como a animales. Algunos perros, por ejemplo, pueden tener miedo al agua por haber sufrido algún trauma, por no estar acostumbrados o por tener algún problema físico que les dificulte nadar.
Tratamiento veterinario: En el caso de los animales, se recomienda acercarlos al agua de forma gradual y positiva, sin forzarlos ni castigarlos. De esta forma se van acostumbrando al agua y ven que no hay nada de malo en acercarse a la misma.
Efectos en la salud: La hidrofobia puede llevar a consumir poca agua, lo que puede provocar deshidratación, fatiga, dolor o insuficiencia cardíaca. Esta también puede llevar a una falta de higiene, la cual puede causar infecciones, mal olor o problemas sociales.
Cómo superarla: Es importante reconocer el problema y buscar ayuda cuanto antes, al igual que informarse sobre el trastorno y practicar la relajación y enfrentar el miedo de forma progresiva y controlada. La ayuda profesional y un círculo de apoyo hacen gran diferencia.