Belén es una ciudad ubicada a ocho kilómetros al sur de Jerusalén, en la Cisjordania ocupada, y vive especialmente del turismo. Pero este año se quedará sin Navidad por culpa de la guerra y en solidaridad con la población civil de Gaza. El conflicto está ahogando la economía de esta ciudad porque depende en gran medida del turismo en esta fecha del año y además, las iglesias católicas han cancelado las celebraciones navideñas. Los comercios de artesanía y regalos locales permanecen cerrados y tampoco se ve por las calles a los peregrinos. Además, las iglesias ya han avisado de que este año no habrá luces, árbol de Navidad ni las tradicionales procesiones de los Reyes Magos.