Las experiencias de miembros fantasma no solamente ocurren tras la pérdida de extremidades, sino también tras la pérdida de otros órganos como los ojos, los dientes, los genitales externos o la mama. Esto último ocurre hasta en el 40% de las mujeres tras mastectomía; y en un tercio de ellas, la sensación fantasma está limitada al pezón. Esta tendencia a la percepción de la parte corporal más distal está en consonancia con la misma tendencia a percibir, en las extremidades, la parte más distal de las misma, la mano y los dedos [18]. Sin embargo, la resección de un órgano interno no produce el fenómeno de miembro fantasma.
Después de una amputación, es muy frecuente, hasta en un 90% de los sujetos, seguir percibiendo el miembro perdido. Pero habitualmente, conforme pasa el tiempo, esta sensación va desapareciendo. Cuando persiste durante años, puede aparecer sólo de forma intermitente bajo ciertas condiciones. Ocurre menos frecuentemente en retraso mental y en situaciones de estrés. Se ha descrito incluso una negación de la amputación y una ausencia de las experiencias del miembro fantasma como parte de un síndrome más generalizado de negación de enfermedad.
En la descripción del miembro fantasma es importante distinguir dos grupos de alteraciones:
- En primer lugar, la experiencia del miembro fantasma como una percepción del miembro amputado en lo que se refiere a sus características espaciales. En este sentido constituiría la persistencia del esquema mental corporal.
- En segundo lugar, a diferencia de lo anterior, estarían las sensaciones percibidas procedentes del miembro fantasma (parestesias, dolor, sensación de pesadez, de calor, de frío, calambres, etc.).