Íñigo Onieva está harto. Tras varios días dando la callada por respuesta a los rumores de crisis en su matrimonio con Tamara Falcó tras protagonizar supuestamente una discusión en un restaurante madrileño, y mientras la marquesa de Griñón está 'desaparecida' y apenas se ha dejado ver en la última semana -en la que habría pasado varias noches en la residencia familiar de Isabel Preysler y no en el domicilio conyugal con su marido- el empresario ha dado un golpe sobre la mesa.