La peste bubónica, también conocida como peste negra, ha acompañado a la humanidad durante siglos, y todavía hoy sigue presente.
Aunque Oregón ha registrado recientemente su primer caso mortal, no hay motivo para alarmarse, ya que la enfermedad es menos mortal de lo que se suele pensar.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos se registraron nueve casos en 2020, de los cuales solo dos fueron mortales.
Tras un brote de 16 casos en 2015, la incidencia se mantuvo baja durante el resto de la década, con solo siete casos entre 2017 y 2019.
Se cree que la peste bubónica se originó en las marmotas de Asia y luego se transmitió a las ratas. En Estados Unidos, la enfermedad la transmiten los perros de las praderas.
Afortunadamente, ya no estamos en la Edad Media y los antibióticos modernos son eficaces contra la Yersinia pestis, la bacteria responsable de la peste.
Para prevenir la enfermedad, es importante mantener a los roedores alejados de la vivienda y evitar que las mascotas que puedan haber estado en zonas con presencia de la peste duerman en la cama.