Un estudio reciente ha descubierto que 45 de las 54 tintas utilizadas en los salones de tatuaje de Estados Unidos contienen sustancias químicas que pueden entrañar graves riesgos para la salud.
La investigación, realizada por el Departamento de Química de la Universidad de Binghamton, sobre este asunto se publicó en la revista Analytical Chemistry.
Las tintas de tatuaje contienen un pigmento y una solución portadora. El pigmento aporta el color, mientras que la solución mantiene la mezcla y facilita la aplicación.
Según el estudio, el aditivo más común es el polietilenglicol, un compuesto que puede causar insuficiencia renal aguda.
Algunas tintas también contienen 2-fenoxietanol, que puede causar irritación pulmonar y hepática y daños renales y nerviosos, según los Institutos Nacionales de Salud.
"Esperamos que los fabricantes aprovechen esta oportunidad para reevaluar sus procesos, y que los artistas y clientes la aprovechen para exigir un mejor etiquetado y fabricación", afirma John Swierk, de la Universidad de Binghamton.
En EE.UU., los tatuajes están regulados como productos cosméticos y, por tanto, sus ingredientes no tienen que ser aprobados por la FDA antes de su uso.
Entre 2003 y 2023 se retiraron del mercado 18 tintas para tatuajes tras descubrirse que estaban contaminadas con microorganismos, que pueden causar infecciones.
Mientras tanto, la UE prohibió dos tintas verdes y azules de uso común en 2022 después de que los reguladores afirmaran que contenían sustancias químicas peligrosas.
Según el Pew Research Center, más de 100 millones de estadounidenses tienen al menos un tatuaje, y casi la mitad de los adultos de entre 30 y 49 años están tatuados.