Molly Miles, de 22 años, pensó que la mejor manera de superar su intensa fobia a las agujas era enfrentarla de cara haciéndose un tatuaje en el dedo.
Sentada en una silla alta frente a una cámara en su casa en Gainesville, Florida, su amigo Jordan Hadley procedió a comenzar con el tatuaje en uno de los dedos de la mano izquierda de Molly.
Cada vez que la aguja tocaba su piel, la joven perdía el conocimiento, pero, por fortuna, su hermano y sus amigos estaban a su lado para que no se hiciera daño.
Molly dijo: "Era mi primer tatuaje, así que no sabía que iba a pasar tantas veces. Estaba hiperventilando”.
"Era más mental que otra cosa".