La periodista Isa Balado narraba a sus compañeros en el estudio cómo había ocurrido el hurto. De un momento a otro, el agresor se acercó a la mujer y la tocó sin su consentimiento. La comunicadora, de una manera muy profesional, siguió ejerciendo su trabajo pese a la violencia que estaba sufriendo. En el estudio, su compañero pidió que parara unos segundos para encarar al agresor.