Cuando ciencia y misticismo se unen, pueden dejar tras de sí historias fascinantes. Como la de la británica Dorothy Eady, una de las investigadoras del Antiguo Egipto más importantes y respetadas del siglo XX. Dorothy sufrió un accidente doméstico en la infancia y desde ese momento empezó a creer que era la reencarnación de una sacerdotisa del templo de Seti I en Abidos.