Son las siete de la mañana cuando los despertadores de la mayoría del equipo que trabaja en el Palacio de la Zarzuela comienzan a sonar. Entre sus rutinas está revisar lo que quedó pendiente el día anterior. Entre otros motivos, porque son muchas las mañanas en las que se encuentran anotaciones, correos electrónicos y encargos realizados de madrugada. Cuando ha terminado la jornada y Felipe VI se refugia en el Pabellón del Príncipe, continúa con su jornada.