Vivían una vida de lujo a costa de estafar ancianos. El cabecilla dirigía la banda desde Portugal. Convencía a los ancianos por teléfono de que era de su banco y que una banda les vigilaba de cerca. A las pocas horas otro compañero se presentaba en su piso haciéndose pasar por empleado o policía. Se llevaba sus tarjetas, joyas y contraseñas de la banca online. Podían visitarla durante varios días hasta desvalijarla. Enviaban el botín a Portugal mediante transferencias bancarias y la compra de joyas y lingotes de oro. La policía ha detenido a 54 miembros de una organización y ha identificado a 84 víctimas, la mayor parte en Barcelona. Un colectivo que vive atemorizado. La policía recuerda que nunca su banco les pedirá sus datos personales por teléfono. Y recomienda verificar personalmente en la sucursal al recibir una llamada sospechosa.