Invitado por el Gobierno de Kazajistán, "Travellers" de Periodista Digital, visitó una de las joyas arquitectónicas del gigante asiático: La Gran Mezquita de Astaná.

Astaná, capital de kazajistán, me recibe con una temperatura de 13 grados bajo cero. Pero eso no es óbice para visitar la mezquita más grande de Asia Central: «La Gran Mezquita de Astaná».

Inaugurada en agosto de 2022, se ha convertido rápidamente en uno de los símbolos más icónicos de la capital de Kazajistán.

Este majestuoso templo no solo es un hito de la arquitectura islámica moderna, sino también un centro espiritual y cultural para la comunidad musulmana del país.

La construcción de esta impresionante mezquita comenzó en 2019 y fue diseñada para reflejar la grandeza y la diversidad cultural de Kazajistán. El diseño arquitectónico combina elementos tradicionales islámicos con influencias modernas, creando un espacio que es a la vez atemporal y contemporáneo.

Una de las características más destacadas de la Gran Mezquita de Astana es su imponente cúpula central, que se eleva a 83 metros de altura, simbolizando la trascendencia y la conexión con lo divino.

La mezquita también cuenta con cuatro altos minaretes de 130 metros cada uno, visibles desde varios puntos de la ciudad, que representan la llamada a la oración y la presencia de la fe islámica.

El interior de la mezquita es igualmente impresionante. La sala de oración principal puede albergar a más de 30,000 fieles, con suelos cubiertos de alfombras de diseño intrincado y paredes adornadas con mosaicos y caligrafía árabe. La luz natural que entra a través de las ventanas y cúpulas crea un ambiente sereno y reverencial.

Además de su función religiosa, la Gran Mezquita de Astana sirve como un importante centro comunitario. Ofrece instalaciones educativas, como una madraza, una biblioteca y salas de conferencias, donde se promueve el aprendizaje y el diálogo interreligioso. También alberga eventos culturales y actividades comunitarias que fortalecen el tejido social y cultural de la ciudad.

La Gran Mezquita de Astaná no solo es un hito arquitectónico, sino también un poderoso símbolo de la identidad y la aspiración espiritual de Kazajistán.

Este templo, con su majestuosidad y belleza, invita a fieles y visitantes a reflexionar sobre la fe, la cultura y la comunidad en el corazón de una ciudad en constante evolución.