Maniobra de esquiva del Renault Megane E-TECH Electric. El Megane eléctrico ha pasado por nuestro circuito de pruebas de km77 para comprobar sus reacciones. Tenía unos neumáticos Goodyear EfficientGrip Performance de medidas poco comunes: 215/45 R20.
Con el Megane hemos obtenido unos buenos resultados desde el punto de vista de la seguridad, que es lo que analizamos principalmente con este ejercicio. No obstante, y esto es algo que no se aprecia bien en las imágenes, nos costó más de lo normal llevar a cabo pasadas limpias porque el coche no siempre reaccionaba igual: unas veces era neutro, otras subviraba y otras sobreviraba. Nada especialmente alarmante, pero que nos ha llamado la atención.
La primera pasada la intentamos a 79 km/h, un poco por encima de los 77 km/h que fijamos como velocidad de referencia. No conseguimos el éxito, pero poco faltó. En el segundo golpe de volante, un error de cálculo hizo que derribáramos uno de los conos que delimitan el carril, pero el Megane no tuvo ningún movimiento extraño que nos pillase por sorpresa. Las ruedas delanteras apenas deslizaron y las traseras lo hicieron lo justo para ayudar a redondear la trayectoria ligeramente.
El mejor intento llegó al reducir la velocidad hasta los 74 km/h, que es una cifra normal, ni muy buena ni muy mala. En esta pasada, las reacciones del coche fueron muy parecidas a las descritas para la anterior: prácticamente neutras, seguras y fáciles de mantener bajo control.
En otras pasadas a distintas velocidades, la mencionada inconsistencia de reacciones nos impidió completar el ejercicio sin tirar algún cono e incluso abordar el último pasillo. En todas las pasadas, tanto las buenas como las malas, hubo varios puntos en común: un balanceo de la carrocería moderado y un tacto de la dirección muy filtrado pero con un grado de asistencia normal, ni muy alto ni muy bajo.
Eslalon.
Pisamos a fondo el acelerador y el Megane inicia la marcha muy rápido. También avanza de manera fluida entre los conos y el cambio de sentido se da sin complicaciones. A la salida del mismo y tras pisar a fondo de nuevo el pedal, se percibe cómo a los neumáticos se les acumula el trabajo y patinan hasta una velocidad relativamente elevada. Los problemas de tracción del Megane eléctrico son evidentes en esta prueba y en ocasiones en carretera. El balanceo de la carrocería es moderado, como en la esquiva, y las ayudas electrónicas actúan de manera muy discreta. El tiempo final para este ejercicio es de 24,2 segundos.
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