Se suele decir en el mundillo taurino que cuando el toro no embiste, el torero tiene que embestir. Y eso se lo han tomado al pie de la letra los corredores de San Fermín en este sexto encierro, con toros de Jandilla. Los animales han corrido con calma, arropados de principio a fin por los cabestros, sin crear situaciones de peligro. Pero han sido los mozos los que han forzado las embestidas. ¿Cómo? Metiéndose entre los pitones, literalmente, agarrando a los toros, poniendo sus manos sobre la testuz, apartando el cuerno para poner su cuerpo. Demencial. Y en Santo Domingo se ha producido un herido por asta de toro en la axila.