Brilla el primer oro sobre el cuello olímpico de Cuba. Es una medalla
que llega tarde, que llega sola, que llega eufórica, agridulce, pero que
llega. Mijaín López subió al estrado del estadio Champ de Mars con el
maillot rojo en la tarde del martes, seguro de conseguir su quinto oro
olímpico consecutivo contra los pronósticos de los analistas y de Sports
Illustrated, que más bien le presagiaba un bronce, y contra la verdad
que son sus 41 años frente a los cuerpos jóvenes a los que se enfrentó y
despidió, uno a uno, del tapiz azul de París 2024.