Un individuo mató el domingo a un niño de 11 años que estaba jugando en el polideportivo de su pueblo. Ese es el hecho. Eso es lo que ha conmocionado al país. Ayer la Guardia Civil detuvo a un hombre de 20 años, que ha confesado ser el asesino. Ha ocurrido que, ya el domingo por la mañana, cuando no se sabía nada, empezaron a circular bulos señalando a todo un colectivo. A los inmigrantes. El bulo corre más deprisa que el dato: porque necesitamos explicaciones, porque tiene apariencia real -a veces simula ser el pantallazo de un periódico de verdad-, y porque se alimenta del miedo. Y ha tenido que ser el portavoz de una familia atravesada por un dolor que no podemos siquiera imaginar el que salió a frenarlos.