El aceite de girasol ha destronado al aceite de oliva como el aceite más utilizado en las cocinas españolas.

En la primera mitad de 2024, los españoles compraron 107 millones de litros de aceite de oliva, frente a los 179 millones de litros de aceite de girasol, según ANIERAC, la principal industria envasadora de aceite del país.

Los datos confirman la tendencia del año pasado: en la primera mitad de 2023, la venta de aceite de oliva cayó un 18%, y el de girasol aumentó un 25%.

En España, un litro de aceite girasol cuesta 1.86 euros, mientras que el litro de aceite de oliva roza los 6 euros (un 50% más que en 2022).

El aceite de oliva virgen extra es aún más caro: 14,50 euros el litro.

La desorbitada subida de los precios ha provocado que muchos supermercados coloquen etiquetas de seguridad en las botellas de aceite de oliva, por miedo a los robos.

España produce el 40% del aceite de oliva mundial, lo cual no ha impedido que los precios se disparen para los locales.

El pasado mes de junio, el gobierno de España suprimió el Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA) del aceite de oliva.

Cada vez son más los españoles que optan por aceites más baratos, pero también menos saludables que el de oliva, esencial en la dieta mediterránea.