El constituyente y asesor gubernamental Jesús Faría asegura que quienes, desde la derecha o desde el campo revolucionario, proponen drásticos incrementos salariales no están haciendo más que participar en un festín de demagogia y promesas irrealizables.
Faría alborotó el avispero hace algunos días al responder públicamente a los planteamientos de la profesora Pasqualina Curcio, sobre la debacle de los ingresos de los trabajadores y la responsabilidad del gobierno en ese grave problema.
-¿Hay un debate ideológico en el seno del chavismo entre neoliberales e izquierdistas? En ese debate tú serías uno de los neoliberales. ¿Qué dices al respecto?
-No será la primera vez que se desarrolla esa campañita de difamaciones. El debate siempre está abierto. Hace dos años se planteó de una manera muy intensa sobre aspectos como el tipo de cambio, la producción, la inflación. El problema es que eso se dice en un microcosmos, ínfimo, muy pequeñito, donde a veces predominan las difamaciones. Pero no se puede esperar otra cosa porque los que dirigen esto han difamado siempre. Incluso difamaron a la dirigencia de la Revolución en medio del dolor por el fallecimiento del comandante Chávez. Pero esa parte de la confrontación no la percibe el pueblo en general. En cambio, en el chavismo sí hay un debate interesante, de altura, en el seno del movimiento obrero revolucionario y en nuestro partido. Se discuten todos los temas, pero fundamentalmente el económico que es el punto central. Hay temas que son muy sensibles porque tocan la cotidianidad de nuestra gente y son variables que se han venido deteriorando de una manera muy drástica y la Revolución, por supuesto, quiere tomar las mejores decisiones para revertir esa situación. Esto se produce en el marco del bloqueo, de una arremetida del imperialismo que no es improvisada ni casual sino que tiene precisamente el propósito de hacer daño a la población. En ese contexto hay propuestas muy serias, fundamentadas en la realidad, pero también hay una especie de festín de promesas y demagogia en el que participa la derecha pero también factores que se autocalifican de izquierda, palabra a la que yo le pongo comillas. Se trata de promesas fantasiosas. Por ejemplo, que el salario puede ser de 100 dólares. Eso lo dijeron en la campaña presidencial de Henri Falcón, jugando con las necesidades de la población, generando expectativas irrealizables. Eso mismo hacen los voceros del gobierno norteamericano. Dicen que tiene preparado ya un paquete de auxilios para Venezuela, cuando se produzca un cambio de régimen, y los salarios serán altamente considerados. Pero nosotros sabemos que ese plan solo tiene como objetivo el saqueo del país. Asimismo hay un discursito de izquierda según el cual los salarios pueden aumentar a 60 dólares. Eso sería maravilloso porque lo que estamos discutiendo no es si eso es necesario o no. Todos estamos claros en que no solo es necesario, sino prácticamente impostergable. Ahora, el problema es que cuando haces política y entras en contacto con el pueblo, si no le hablas con la verdad estás deslizándote en el pantano del engaño, de la chapucería. Hasta que no digan cómo se va a financiar ese incremento salarial no deja de ser una ilusión. Y si eso se hace desde una fachada chavista es algo grave porque estás poniendo en tela de juicio a un gobierno que ha hecho un esfuerzo tremendo para atender las necesidades derivadas de esta agresión brutal en lo económico, político y diplomático.
(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)