Muchos ciudadanos del mundo están en estado de alerta por la aparición de la nueva variante del coronavirus, Omicrón, pero qué pasa con las epidemias diseñadas, naturalizadas y no atendidas como contingencia y que no son tendencia o no captan toda nuestra atención, por ejemplo, la crisis de opiáceos en EEUU y la responsabilidad y complicidad directa que tienen con ella las empresas farmacéuticas.
En la década de los 90 el mercado de opiáceos estaba restringido a los enfermos de cáncer en EEUU lo que restringía el margen de ganancias de los fabricantes de estos productos, por eso desde entonces decidieron abrir el mercado y ofrecieron a todo público oxicodona y el fentanilo para aliviar un dolor de espaldas o de rodilla.
¿Que este tipo de drogas son tan fuertes que pueden matarte? Si, pero para cubrirse las espaldas, los oligopolios farmacéuticos también ofrecieron una pastilla “protectora” que no causaba alboroto porque pasaba un tiempo prudencial antes de percibir los daños colaterales del consumo de oxicodona y fentanilo.
Pero el daño a la sociedad fue enorme porque entre estos daños, está el hecho de que si la consumes de otra forma, cualquier ciudadano tiene acceso a una droga dura de forma gratuita. El resultado: sólo en 2021 hubo más de cien mil muertos por sobredosis de opiáceos legales en EEUU, y sigue el contador.
El crimen perfecto
¿Cómo lo lograron? Se valieron de una premisa: “mitigar el dolor que te causa la realidad es un derecho humano y no eres adicto por eso”, con esa máxima se hicieron y se siguen haciendo multimillonarios mientras la gente se muere en las calles de Nueva York y de Los Ángeles.
Con esta entrega de Entre Líneas, la periodista Naile Manjarrés, trae a la palestra otra pandemia que para estas fechas incrementa su riesgo, pero también se esconde y enmudece. Un horror que también será mitigado y escondido con el metaverso que proponen los gigantes de Silicon Valley.
El aislamiento hace su parte
Según datos del centro nacional de estadísticas de salud, en 2020 murieron más de 69.710 personas por sobredosis de medicamentos recetados. El consumo se disparó un 30% a raíz de la pandemia de coronavirus.
Esto no solo afecta a EEUU. Es relevante para los migrantes latinoamericanos. Además, esta fórmula se exportó a países como México y Brasil impunemente.
¿Quién reacciona ante esta crisis?
Cierra 2021 y aún pocos refutan a un sacerdote, mucho menos a un médico, aunque más de medio millón de personas han muerto por opiáceos recetados desde el comienzo de esta crisis.
Por otro lado los magnates responsables e involucrados están dispuestos a pagar las irrisorias multas a los demandantes afectados, pero jamás a pedir perdón. Porque primero la idea del sueño americano debe prevalecer: el fracaso y la pobreza es culpa del individuo no de un sistema que lo único que tienen para ofrecer a sus ciudadanos es mitigar el dolor de la desigualdad con una pastilla para dormir, otra para la dieta, otra para despertar con energía y otra para doblegar las emociones.
Esta pandemia programada se arrastra desde la gestión Obama, de la que Joe Biden era vicepresidente, pero esto no tuvo lugar en la campaña presidencial de los demócratas porque las farmacéuticas invierten 8 veces más en lobbies a favor de este partido en Washington que la industria de las armas en favor de los republicanos.