Según el ginecólogo Nathaniel DeNicola, con las altas temperaturas aumentan los casos de mujeres embarazadas que acuden al hospital con intensos dolores de parto.
Estos dolores precoces, conocidos como "contracciones de ensayo", suelen producirse mucho antes de la fecha prevista para el parto. Las altas temperaturas y las olas de calor también pueden ser "un factor de riesgo de parto prematuro", afirma DeNicola.
Mantenerse hidratada y bien descansada es esencial para prevenir estas contracciones, que pueden tener un "desenlace bastante grave".
La epidemióloga Rupa Basu ha liderado las investigaciones al estudiar la relación entre los resultados negativos del embarazo y las altas temperaturas.
Tras sufrir sofocos durante su embarazo, Basu empezó a preocuparse por las mujeres que vivían en regiones de altas temperaturas, como países africanos o del sur de Asia.
Basu analizó los datos meteorológicos y 60.000 registros de nacimientos de California, y descubrió un mayor riesgo de partos prematuros durante los embarazos expuestos a temperaturas más altas.
Un estudio publicado en’ The Journal of the American Medical Association’ analizó 53 millones de nacimientos entre 1993 y 2017. Descubrió que las tasas de nacimientos prematuros aumentaron un 1% a los cuatro días de una jornada cálida.
El estudio de la relación entre etnia, educación y cambio climático ha revelado que los grupos marginados tienen más probabilidades de verse afectados por los problemas medioambientales.
Investigadores de la Universidad de Minnesota han descubierto que las mujeres negras con estudios universitarios tienen más probabilidades de sufrir un parto prematuro que las blancas sin ellos.
Un investigador explicó que la discriminación y los factores ambientales crean un "efecto de intemperie" en los grupos marginados, lo que provoca un estrés crónico.