La concepción del Golf GTI es una historia que merece ser contada y que comenzó con el Escarabajo. En 1973 se lanzaba la versión más deportiva del Beetle, popularmente conocida como ‘negro-amarillo’. Este modelo generó un gran revuelo: se fabricaron 3.500 unidades y en apenas dos meses se vendieron todas. Esta acogida generó el ambiente propicio para poner en marcha un proyecto del que sólo tendrían conocimiento media docena de empleados, que urdieron un plan secreto para desarrollar una versión deportiva del Golf.
Alfons Löwenberg, ingeniero de ensayos, fue quien comenzó todo. El 18 de marzo de 1973 envió un comunicado interno a un par de compañeros del departamento de investigación y desarrollo para que reflexionaran sobre la posibilidad de fabricar un modelo deportivo sobre la base del Golf, que se encontraba en su última etapa de desarrollo antes de su lanzamiento. Solo recibió una primera respuesta de Herbert Horntrich, ingeniero especialista en suspensiones; y de Hermann Hablitzel, jefe de desarrollo. Pero Löwenberg no tardó en encontrar otros apoyos para formar la ‘sociedad secreta’ del proyecto Sport Golf junto a Horst-Dieter Schwittlinsky, de marketing, y Anton Konrad, jefe de prensa de Volkswagen.
El punto de partida fue un prototipo sobre la base del Scirocco, con una suspensión muy dura y el motor 1.5 de doble carburador con la potencia elevada de 85 a 100 CV. El grupo de trabajo no tardó en comprender que ese no es el camino a seguir: el Sport Golf tenía que ser deportivo, pero sin perder el carácter funcional del Golf. Se diseña una nueva versión, pero la respuesta del director de desarrollo, Ernst Fiala, es demoledora: “demasiado caro”.
El equipo Sport Golf no cae en el desánimo, sigue trabajando y encuentra el motor ideal cuando Anton Konrad recibe una invitación del antiguo responsable del área de I+D de Audi, Ferdinand Piëch, para presentarle el nuevo Audi 80 GTE. Al probar su potente motor de 110 CV supo que había encontrado el propulsor que estaba buscando para su proyecto. Konrad le cuenta a Piëch su idea y éste decide concederle a Volkswagen 5.000 motores GTE para el nuevo Golf deportivo. “Fue el momento decisivo” comenta Anton Konrad, “supimos que el automóvil estaba completo y preparado para presentarlo oficialmente a la dirección”.