La recesión económica y la crisis en los bolsillos argentinos han llevado a una notable disminución en el consumo de carne, que ha caído un 20% durante el primer semestre del año. En Mataderos, tradicional punto de compra por sus precios accesibles, las veredas y carnicerías lucen vacías. Los consumidores buscan alternativas más económicas y compran en menor cantidad, reflejando la difícil situación económica del país.