Un par de pandas juegan alrededor de lo que parece el castillo de Kukulkán, en Chichén-Itzá, México. Al lado, dos más se encuentran en Nueva York, con la Estatua de la Libertad de fondo, y otros cuatro se reúnen en el monte Fuji, cerca de Tokio. La historia de este mamífero –diplomático por excelencia y “tesoro nacional” de China– es reproducida en la pintura de una escuela de arte thangka, en las inmediaciones rurales.