Morir con dignidad, sin dolor y acompañados es un derecho que, en teoría, todos los mexicanos tenemos. Y según la Ley General de Salud y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, debería existir un lugar para bien morir, deberían haber médicos especialistas en el manejo del dolor y cuidados paliativos, como el doctor Guillermo Aréchiga, quien se acercó al Congreso de Jalisco para convencer a los diputados que, a través de leyes, garanticen este importante derecho.