Dos horas después de que las autoridades de la Universidad de Buenos Aires dieran una conferencia de prensa para rechazar que la SIGEN audite a la universidad, un funcionarios de ese organismo de control se presentó en su sede para notificarlas de que estaba habilitado para hacer la auditoría. El hombre de la SIGEN -José Fretes, gerente de control- informó a los movileros que se agolparon en el lugar que necesitaba una oficina para instalar a su gente y acceso a la documentación, que obviamente, la UBA no le dará hasta que la justicia se expida sobre si esta auditoría es legal. No hay ofensiva libertaria sin show: el nuevo round entre el gobierno de Javier Milei y las universidades públicas tuvo su escenificación para las cámaras (y las redes). Se vió a la SIGEN entregar su notificación, a las empleadas de la mesa de entradas recibirlo, aunque la escenografía remitía, involuntariamente para el gobierno, al desfinanciamiento: en primer plano las computadoras de la mesa de entrada, vetustas; de fondo una pared que había perdido pedazos de su revoque. En paralelo, los centros de estudiantes y los gremios preparan una tercera marcha federal, que tiene fecha tentativa para el martes 12 de noviembre.