El pasado miércoles en medio de la catástrofe surgieron milagrosamente unas máquinas gigantes de hierro en el pueblo valenciano de Sedaví. Eran excavadoras y máquinas telescópicas de la empresa navarra Erri Berri procedentes del Hospital La Fe donde derribaban desde este mes de octubre el viejo edificio sanitario, tras haber hecho lo mismo con el estadio Vicente Calderón o el Camp Nou.
Los operarios abandonaron su tarea entre los escombros y se fueron abriendo camino entre el fango y el barro hasta Sedaví. Eran las primeras máquinas en llegar a la zona al amanecer y abrieron un arcoirís de esperanza entre la devastación que dejó la DANA horas antes. «Algunos pensaron que éramos un espejismo en medio del desastre», cuenta uno de los empleados que se pusieron a retirar sin descanso coches amontonados en las calles de este municipio valenciano.