La diabetes se produce cuando el nivel de azúcar en sangre, la principal fuente de energía del organismo, es demasiado alto. Hay dos tipos de diabetes.
La diabetes de tipo 1 se produce cuando el cuerpo no produce suficiente insulina, mientras que la diabetes de tipo 2 significa que el cuerpo no utiliza la insulina de forma correcta.
Las personas obesas o con sobrepeso tienen más riesgo de que les diagnostiquen diabetes de tipo 2, que es la más frecuente.
El aumento del apetito es un signo de diabetes, ya que el organismo no produce suficiente insulina para que las células absorban la glucosa procedente de los alimentos, lo que provoca más hambre o cansancio de lo habitual.
Una persona media tiene que hacer pis entre cuatro y siete veces en 24 horas, así que si tienes la sensación de ir al baño con más frecuencia de la indicada, es posible que padezcas diabetes.
El organismo reabsorbe la glucosa a su paso por los riñones; sin embargo, con un aumento del azúcar en sangre, el riñón puede tener dificultades para absorberla toda.
Por lo tanto, tu cuerpo producirá más orina, lo que requiere más líquido y hará que tengas más sed y necesites más agua.
También puedes tener la boca seca debido a la deshidratación y la piel seca, que puede picarte, lo que también es un signo de diabetes.
Los niveles cambiantes de líquido en el cuerpo también pueden hacer que los ojos se hinchen y cambien de forma, lo que hará que no puedan enfocar.
Si tu cuerpo no puede absorber glucosa para obtener energía, quemará músculo y grasa en su lugar, lo que puede provocar una pérdida de peso involuntaria.
Debes llamar al médico si te sientes mal del estómago, débil, sediento o respiras con dificultad, orinas mucho o tu aliento huele a quitaesmalte de uñas, un signo de cetonas altas.