Ante el alto grado de movilización popular y la escalada de saqueos a comercios producto de la crisis política, económica y social del país, en la noche del 19 de diciembre del 2001 Fernando de la Rúa decreta el estado de sitio en todo el territorio argentino. El presidente comunica que la medida tiene el objetivo de asegurar la ley y el orden en un contexto de conmoción interior en el que, según a su entender, grupos enemigos del orden y la república se aprovechan del sufrimiento de muchos argentinos para maniobrar fines que no pueden alcanzar electoralmente. De la Rúa se compromete a multiplicar la distribución de alimentos entre los más necesitados y convoca a la dirigencia nacional, a las organizaciones sociales y a los medios de comunicación a recrear un clima de paz y a embanderarse en la unidad nacional para retomar el camino del crecimiento y superar los problemas que trabaron el progreso.