El taxista que llevaba a un periodista de EL MUNDO hasta el club de baloncesto donde ha caído la mitad del Gordo ha descubiero que él también es millonario de repente. "Es increíble. Te traía aquí para ver a la gente a la que le ha tocado el premio, mi mujer me estaba llamando por teléfono todo el trayecto, y al llegar descubro que yo también tenía una papeleta, ¡que he ganado 40.000 euros!", contaba Raúl -que así se llama el conductor- nada más aparcar el taxi en la zona cero del premio. "Lo siento mucho pero os dejo aquí trabajando y me voy para casa a celebrarlo".
Raúl compró una papeleta de un club de baloncesto de la otra punta de la ciudad "por casualidad", a través de la hija de una amiga de su mujer. Y hoy es el ejemplo perfecto de uno de los tópicos por excelencia de la jornada: con ustedes, un Gordo muy repartido.