La ciudad de La Plata se encuentra sumida en el dolor y la indignación tras la trágica muerte de Kim, una niña de siete años. Ayer, familiares, amigos y vecinos se autoconvocaron para marchar desde la municipalidad hasta la gobernación, exigiendo justicia y respuestas ante el creciente clima de inseguridad. El padre de uno de los jóvenes implicados en el crimen entregó a su hijo a las autoridades, expresando su desesperación por no haber podido enderezarlo. Este caso ha desatado una ola de furia y tristeza en la comunidad, que clama por un cambio urgente.