En marzo de 2013, el mundo fue testigo de la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio como el nuevo Papa, quien adoptó el nombre de Francisco. Este evento histórico estuvo marcado por la tradicional señal del humo blanco en el Vaticano, indicando que un nuevo líder había sido elegido para la Iglesia Católica. Para evitar confusiones con el color del humo, se utilizaron compuestos químicos que aseguraron su claridad. Este anuncio fue realizado por el cardenal protodiácono, quien lamentablemente falleció años después. La elección coincidió con la Pascua de ese año, marcando un inicio significativo para el pontificado de Francisco.