La crisis del agua potable en las provincias centrales, especialmente en la región de Azuero, ha encendido las alarmas entre los sectores económicos más sensibles, como el turismo. A los cierres de calles y protestas que ya afectaban la movilidad y la percepción de seguridad, se suma ahora la escasez de agua potable, un recurso esencial tanto para residentes como para visitantes.