Chongqing, una de las ciudades más futuristas del mundo representa un hito del desarrollismo chino, que el gran partido comunista exhibe con orgullo. Trenes que se adentran en edificios, autopistas atravesando rascacielos y a 20 pisos de altura y la capital china del picante. Así es la ciudad, un caos urbanístico impulsado por el crecimiento descontrolado de la población durante las últimas décadas y una orografía escarpada y montañosa. Chongqing cuenta con unos 13 millones de habitantes aproximadamente y es la capital de la región que lleva su mismo nombre con una extensión igual a Austria y una población de 37 millones de chinos.