Es ampliamente conocido que el envejecimiento puede disminuir la memoria (la habilidad de recordar personas, lugares y hechos cotidianos de la vida) y que en personas con ciertos padecimientos, como la enfermedad de Alzheimer (un padecimiento degenerativo del cerebro), la pérdida de la memoria es creciente e irreversible. Aunque no se sabe por qué la vejez hace que la memoria falle, su importancia radica en que es una de las mayores fuentes de la individualidad de la gente. Perder la capacidad de recordar y de formar nuevos recuerdos tienen efectos devastadores en la vida. Además, como las personas de países ricos y pobres viven más tiempo, ha aumentado el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como trastornos del cerebro y la memoria. Por lo anterior, existe un creciente interés por interrogantes tales como: ¿qué sucede en el cerebro cuando se están formando el aprendizaje y los recuerdos?