Una guitarra de 15 centímetros, con brazos y piernas de muñeca, es un instrumento adecuado para crear notas celestiales. ¿Se puede tocar? ¡No! Para estar a la altura de este arte divino llamado música hay que estar bien preparado. Equipados con túnicas engalanadas con globos de fiesta infantil, jaulas de pájaro en la cabeza y alas de ángel mensajero en la espalda, Don Simon y Telefunken bajan a la Tierra provenientes quién sabe de dónde, para deleitarnos con melodías insensatas.
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