Cada enero y desde la colonia, cuando inició como celebración de liberación de los indígenas, los ecuatorianos realizan cinco días de baile y música en la fiesta de los inocentes o diablada de Pillaro. Cada quien realiza su propia máscara, pero predominan las de diablos. Pese a detalles religiosos y sátira política, se trata de una ceremonia de esencia popular. teleSUR