Un buen casco no te protege sólo cuando te caes: también procura que no lo hagas dándote una buena capacidad de visión, y ofreciéndote la comodidad que te impida perder la concentración. Unos buenos guantes debieran permitirte «tocar el piano» con ellos… además de impedir que te dejes la piel en el asfalto… Es un compromiso, pero debe decantarse siempre del lado de la seguridad: no por ir más frescos en verano vamos a jugarnos pasarnos meses tendidos en el hospital hasta que injerte la piel, ¿verdad? En este sentido, debemos dejar de dar la espalda a la seguridad. Te sorprendería la cantidad de lesiones medulares que pueden evitarse gracias al uso de una espaldera. Independientemente de lo sensato que resulta cada euro invertido en ti mismo, asume responsablemente cierta incomodidad incorporando a «lo imprescindible» para montar en moto una espaldera. Del mismo modo que no saldrías a la calle con la cabeza desnuda, la espaldera es tan importante como el casco.