Tanto los trastornos del sueño como las alteraciones del movimiento son entidades con una alta prevalencia en la población. Además, algunas enfermedades neurodegenerativas cuyas principales manifestaciones clínicas son de tipo motor, presentan con alta frecuencia trastornos del sueño asociados siendo probable que ambos síntomas compartan mecanismos fisiopatológicos comunes. Por otra parte, algunos de los fármacos empleados en el tratamiento de los trastornos motores producen efectos secundarios sobre la cantidad y calidad del sueño, de modo que en su conjunto, la prevalencia de las alteraciones del sueño es alta entre los pacientes con trastornos del movimiento.