No se halla en América resto fósil alguno de un hombre que pertenezca a una especie primitiva comparable al pitecántropo, cinántropo al hombre Neanderthal. La tesis inmigratoria se halla además reforzada por múltiples tradiciones, como la de los gigantes llagados a Santa Elena de que habla el Inca Garcilaso en sus Comentarios Reales ; la de la fundación de Etem, en el Perú, gracias a un príncipe exótico llamado Naylamp, quien habría desembarcado en sus playas, etc. La analogía de monumentos, como por ejemplo, las tumbas y los templos, ha hecho pensar en reminiscencias egipcias y caldeas. Mirando las similitudes de estructura social, no pocos han pensando en cierto parentesco con la china. La conformación craneana y los signos fisonómicos han inclinado a identificar la raza americana con la asiática.