Cráneos humanos son sacados de las casas y trasladados al cementerio para ser bendecidos. Una tradición que cada 8 de noviembre repiten cientos de bolivianos para agradecer los favores recibidos. Es la fiesta de las "ñatitas" (las sin nariz) que combina lo macabro con lo festivo, expresión del sincretismo religioso entre las arraigadas costumbres ancestrales andinas y las prácticas del catolicismo.