El lunes por la noche, el Ministerio de Hacienda de Estados Unidos, anunció las sanciones impuestas a 11 entidades por su presunta colaboración al programa nuclear de Irán, incluyendo los planes de enriquecimiento y agua pesada. Los activos de las entidades sancionadas fueron congeladas y se prohibió a cualquier ciudadano norteamericano hacer negocios con estos.
Al mismo tiempo el ministro de Hacienda norteamericano, Timothy Geithner, advirtió que cualquier empresa que concrete negocios con el sector bancario de Irán, podría correr el riesgo de ser culpado por actividades financieras ilícitas.
El gobierno de Estados Unidos señala a Irán como "su principal preocupación" en lo referido a lavado de dinero, pero se abstuvo de adoptar sanciones contra el banco central de este país, ya que podrían tensar los lazos con los aliados europeos y asiáticos.
El día martes, Rusia calificó las nuevas sanciones occidentales dirigidas a los sectores financiero y energético de Irán, como "inaceptables", advirtiendo que estas medidas perjudicarían las posibilidades de reanudar las conversaciones con Teherán sobre su programa nuclear.
En un comunicado de prensa, el vocero de la cancillería, Alexander Lukashevich, expresó que "la Federación Rusa no acepta dichas medidas extraterritoriales, por considerarlas contradictorias con el derecho internacional".
Por otra parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán también condenó las nuevas medidas, calificándolas como un "show, que muestra la hostilidad de los países involucrados contra Irán."