Expropiación ilegal, decepcionante, patética, errónea, lamentable, estos han sido algunos de los adjetivos con los que distintos cargos de índole, nacional, europea e internacional han calificado la decisión de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de expropiar un 51% de la filial de Repsol, YPF, en suelo argentino.