Vallas caídas, techos arrancados y coches destrozados. Ese ha sido el resultado de las fuertes ráfagas de viento de más de 100 kilómetros por hora que han sacudido, la noche del sábado, el este de Francia.
El túnel del Mont Blanc ha tenido que ser cerrado durante unas horas y unos 65.000 hogares se han quedado sin electricidad.
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