No faltan detractores de este instrumento de tortura para los pies femeninos. Las mujeres chinas se liberaron el 1949 de la cruel costumbre de vendarse los pies para conseguir el “pie de loto”, considerado de un alto valor erótico. Las occidentales, nos montamos en zapatos que pueden llegar a levantarnos más de 10 cm del suelo por la parte del tacón, de forma que caminamos con el pie casi en vertical. ¿No es esta otra forma de crueldad aceptada, incluso promovida, por las propias mujeres? A parte de los evidentes riesgos para la salud, potencian la imagen de mujer objeto, limitan la capacidad de acción y colaboran a subyugarla a los deseos masculinos. Sin embargo, la mayor parte de las mujeres occidentales los usan, muchas los coleccionan y en numerosas ocasiones son un fetiche. ¿Por qué a pesar de los movimientos contrarios a esta costumbre y de las modas de zapato plano que aparecen periódicamente, se siguen utilizando para el trabajo y para la vida social?