Primero integración fiscal, después el resto. Merkel y Barroso ven la reforma de la Unión Monetaria a diferentes velocidades. Tras su encuentro de ayer en Berlín da la impresión de que el programa de la Comisión resulta demasiado ambicioso a ojos de la canciller.
Pero Merkel no se opone a la idea de un "gran hermano" que supervise a los grandes bancos europeos:
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