Es un seguro de vida para tratar enfermedades futuras, pero sólo se obtiene en un momento concreto de la vida de una persona: el parto. Su uso puede ser necesario dentro de cinco, diez, o quince años, por ello, la única manera de conservarlo es congelándolo. Es la sangre del cordón umbilical, una fuente con muchas posibilidades futuras para el tratamiento de enfermedades.